lunes, 22 de diciembre de 2008

Agotadas intenciones


Lo intento, créeme,
pero no puedo evitar
que el aire me inunde con violencia,
que destape recuerdos prescritos,
que rechace la confesión
para que nadie te recupere
en mis pensamientos,
que mis ojos te secuestren,
que me imagine devorado
entre tus piernas,
que todas tengan tu nombre,
que cada esquina te esconda,
que… rerte.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Escaleras





Dejadme en una esquina sin farola,
en un camaleónico rincón.
Que nadie responda con compasión
a la melodía de esta gramola.

El errante que reclama olvido
para florecer cristal y no espejo,
confiesa su egoísmo y un complejo
respeto al antifaz introvertido.

Pero alzar la vista y tan cerca oler
un prohibido aroma sin licencia,
arrastra suspiros por escocer.

Porque aquel día, cuanto más bebía,
tarde de otoño, más me recordaba
que no era a mí a quien quería.


martes, 9 de diciembre de 2008

Clemeneuv


Dormía ajena a la maleta
que junto a ella se estaba cerrando.
Equipaje inevitable, una despedida abortada.
Horas antes, me había recordado que llovía
y no nos hubiese importado
que las almohadas aguardasen confesión
si aquel no fuese su territorio
ni aquella mi sangre.

Su recuerdo me culpa; tengo su teléfono,
pero ella no lo sabe.

domingo, 9 de noviembre de 2008

La misma piedra donde tropezar




Ojalá no te vea más, lo ruego,


amenazado se halla mi silencio.


Anticipo los ebrios argumentos


para de sus consecuencias ser ajeno.




Tu presencia junto a mí despierta


un tartamudeo en el recuerdo.


¿Cuántas preguntas caben en el tintero


si una y única es la respuesta?




No pretendo ser la errata en el texto


que para tu vida presentaste electo.


Por eso decido olvidarte, lo deseo,


pues nunca fui capaz de guardar mis secretos.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Lágrima de payaso


Sólo es eterna la lágrima del payaso;

secreta, constante, realidad coherente

que crece como cáncer sin tenerse presente.

Triste fue siempre el silencio de un payaso.


Baja el telón como metáfora del ocaso

y con él la sonrisa que, en su traspaso,

crea el egoísmo de un texto sin párrafos.

Triste fue siempre el silencio de un payaso.


Pues la máscara se usa para engañar el rostro,

al payaso, sin duda, siempre es la alegre

la que le sirve en esta farsa de monstruos.


Triste es su silencio y yo callé hasta este poema.

Consuela que el papel te oiga, pero revelar

lo oculto no conlleva suprimir la pena.

domingo, 19 de octubre de 2008

Y no fui capaz de hablarte


Deseé verte dormida.

Dos desconocidos frente a frente

en un viaje de tren;

la memoria en su deseo

frente a la más desapercibida prudencia.

Cerraste los ojos

y por eso te recuerdo.

Quizás olvide tu rostro,

pero Proust probará su magdalena

y yo tendré presente

que aquella tarde de domingo,

en aquel tren de cercanías,

no atendí al paisaje tras la ventana.

jueves, 2 de octubre de 2008

Al amanecer...


Obedecí a la posibilidad impropia
y fui lacayo del tropiezo más repetido.
Soy, pues, víctima impersonal ante el amor prohibido,
bandera blanca en una batalla de horizonte en calma.

Fui títere a la deriva en una gota de sal
mientras tú recorrías los siete mares sin levar ancla,
dejando caer insoportable la arena
como si de una cascada atemporal se tratase.

Rigurosa vestal, óvulo barnizado,
yo te hubiese prometido la nada
si, por un instante, en tus ojos
la hubiese visto reflejada.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Libros callejeros


Odio que violen a los libros callejeros,
esos fidedignos archivos dactilares
que, a modo de falsas monedas,
recorren manos y secuestran intenciones.

Detesto las sumisas tardes de domingo,
las preferidas del desempleado,
las que otorgan protagonismo al reloj
y pasean su candil cerrando portales.

Ayer fue domingo y empecé un libro;
en la página treinta y nueve
alguien había declarado su amor a lápiz.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Derrota


Me atrevo a desabrigarte
y a tu sábana de papel fugaz
el sudor le ha arrebatado
la palabra derrota
para sellar con ella tu frente.

Temerosa, se atreve a florecer
una armónica entre los pliegos
de tu labrada camisa.
Las armónicas siempre fueron
un instrumento para la guerra,
y ésta, burdel en la batalla,
saborea las cicatrices
de cientos de labios.

Tu despertar es interrogante
y mi silencio te acusa.
Te incorporas longevo
sobre tu lengua de trapo
y nuevamente huyes,
como siempre, en busca
de la trinchera de su regazo.

viernes, 12 de septiembre de 2008

La carne siempre es impaciente


Te pido disculpas por el retraso
y no haber sido puntual
en tu arrojada fiesta intrauterina.
Compruebo asombrado
que todos se marcharon ya,
pero me sorprende aún más
descubrir que olvidaron
sus más íntimas pertenencias.
No sé si me servirás una copa;
ni tan siquiera sé si reservaste
sudor en tus muslos para mí.
Dudo por tanto que conozcas
la historia de Penélope;
yo te apellidé con su lealtad
durante toda esta lejanía.
Permíteme ahora
que le suplique dispensa,
pues no te merece.
**Gracias a J.J. Téllez, cuyas metáforas,
aquí presentes, inspiraron este poema.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Ábreme



Relátame gota a gota,
palmo a palmo, lunar tras lunar,
el agridulce transcurrir de tu cuerpo.
Quiero ocupar la página en blanco
que tu inquietud delata
e impacientarme con las treguas de tu lengua.
Pero no vaciles, sé febril;
ya sabes que mi orgullo
cabe en un dedal de inocencia,
y éste, nuestro romance,
en tanto que exento de prólogo,
es la excusa perfecta
para robarle la luna a los demás.

domingo, 31 de agosto de 2008

Inoportuna mujer


Cosimos con el hilo de la conversación
los botones de la medianoche y la aurora.
Era verano y no estábamos solos,
pero los demás bailaban
la canción de cuna del alcohol.
Tú hablabas de un regalo:
una ventana más grande para tu celda;
yo atendía y deseaba que a la luna
se le olvidara algo aquella noche.
Sin embargo, algún gallo cantó
Cuando tiritaba el campo
y lo acusé de ladrón.
Fue entonces que me declaré enamorado.
Pero en mi viaje no cabían
postales ni extensas cartas.
Jamás me despedí.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Tu tiempo


No me robas mi tiempo,
yo te lo regalo
Ch. P.


Todas las tardes acudo a este banco,
pero jamás le presto atención.
Nunca le devuelvo las despedidas al sol
ni adivino qué desean las palomas.

Invento excusas, finjo molestias,
alargo el camino de regreso a casa…
sólo para reunirme con este banco
tatuado de romances adolescentes.

He pospuesto viajes, evitado vacaciones.
He rechazado ofertas en otras ciudades.
No quiero convertirlo en recuerdo,
quiero seguir ocupando el banco
en el que una tarde me regalaste tu tiempo…

lunes, 25 de agosto de 2008

En la distancia


Es arriesgado recordarte,
tanto como imprescindible,
calmante temporal, dosis finita.

En la distancia jamás me niegas,
no tienes el rostro de las mañanas
ni las fotografías osan secuestrarte.

En la distancia actúas para seducirme,
eres como yo quiero: perfecta
hasta que el tiempo actualiza mi memoria.

Tu presencia es pasajera,
no ata cabos, leva el ancla...

Pero un día se te ocurrirrá
marcar mi número de teléfono.

domingo, 24 de agosto de 2008

Desenvoltorio (poema homónimo e inspirador)


No soy poeta para una biografía,
no tengo vida más allá de mis fábulas,
no hay mujeres ni amores reales en mis versos,
pero mis palabras son el clavo ardiendo
al que se agarra mi actuación.
Miento para no ser señalado,
y me amparo en el éxito
ante la ausencia de lo esencial.
No soy poeta, no pretendo serlo;
no sé amar ni convencer para que me amen.
Les abro mi puerta
para que me contemplen desnudo.
Si no les ofendió mi máscara,
abrácenme.