domingo, 19 de octubre de 2008

Y no fui capaz de hablarte


Deseé verte dormida.

Dos desconocidos frente a frente

en un viaje de tren;

la memoria en su deseo

frente a la más desapercibida prudencia.

Cerraste los ojos

y por eso te recuerdo.

Quizás olvide tu rostro,

pero Proust probará su magdalena

y yo tendré presente

que aquella tarde de domingo,

en aquel tren de cercanías,

no atendí al paisaje tras la ventana.

jueves, 2 de octubre de 2008

Al amanecer...


Obedecí a la posibilidad impropia
y fui lacayo del tropiezo más repetido.
Soy, pues, víctima impersonal ante el amor prohibido,
bandera blanca en una batalla de horizonte en calma.

Fui títere a la deriva en una gota de sal
mientras tú recorrías los siete mares sin levar ancla,
dejando caer insoportable la arena
como si de una cascada atemporal se tratase.

Rigurosa vestal, óvulo barnizado,
yo te hubiese prometido la nada
si, por un instante, en tus ojos
la hubiese visto reflejada.