domingo, 9 de noviembre de 2008

La misma piedra donde tropezar




Ojalá no te vea más, lo ruego,


amenazado se halla mi silencio.


Anticipo los ebrios argumentos


para de sus consecuencias ser ajeno.




Tu presencia junto a mí despierta


un tartamudeo en el recuerdo.


¿Cuántas preguntas caben en el tintero


si una y única es la respuesta?




No pretendo ser la errata en el texto


que para tu vida presentaste electo.


Por eso decido olvidarte, lo deseo,


pues nunca fui capaz de guardar mis secretos.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Lágrima de payaso


Sólo es eterna la lágrima del payaso;

secreta, constante, realidad coherente

que crece como cáncer sin tenerse presente.

Triste fue siempre el silencio de un payaso.


Baja el telón como metáfora del ocaso

y con él la sonrisa que, en su traspaso,

crea el egoísmo de un texto sin párrafos.

Triste fue siempre el silencio de un payaso.


Pues la máscara se usa para engañar el rostro,

al payaso, sin duda, siempre es la alegre

la que le sirve en esta farsa de monstruos.


Triste es su silencio y yo callé hasta este poema.

Consuela que el papel te oiga, pero revelar

lo oculto no conlleva suprimir la pena.