martes, 17 de marzo de 2009

Poema errante


La sábana que ahogas ahora
ya la has estrangulado
cientos de veces en mi mente.
Tu gemido lo has rescatado
de los muchos que te imaginé.
Tu cuerpo se me presenta
como un collage de mis pensamientos,
como un rabo de lagartija
que se rebela sumiso.
Desnuda no me eres nueva,
jamás antes se te ocurrió
evitarme cavilaciones.
Tan sólo tu aliento,
cúrcuma ensangrentada,
se atreve a desafiarme.
He buscado entre todos los nombres,
interrogué a metáforas y sentencias,
pero no he sido capaz
de hacer tuyo este poema.

domingo, 22 de febrero de 2009

Aljamía


Llamémosle tiempo

Cada cabello que pierde la rutina del reloj
se lleva contigo una de tus promesas.
Pero no te culpo.
Sentada siempre bajo la sombra
de una longeva memoria que no apropias,
te limitas a cumplir tu tarea de mortal.
La vida nunca se creó
para atarse a ninguna pasión;
disfruta de ella
permitiendo la reciprocidad.
No te culpo,
sólo quiero disculparme
por no pretender tampoco
una incesante eternidad.


Negro de calendario

Ha llegado. Los ciegos lloran
la suerte del sordo que duerme.
De la fuente emana,
sin admitir devolución,
agua sucia,
maquillaje para todo.
La gente se persigna,
la gente es así,
con la mano izquierda.
Benditos sean.
Espejos en humedad,
tiempo para decidir rostros.
Una página,
una tecla,
un amén.
Silencio.

Textos rescatados de Aljamía,
poemario de inicios de siglo.

domingo, 8 de febrero de 2009

Tu rodilla...



Una calle vacía
puede pertenecer a cualquier ciudad.
Los rótulos suelen repetirse
y el clima obedece y ejerce
bajo los designios del común calendario.
Una calle vacía
simula un corredor en silencio,
envejece ajena al interior
de los muros que la conforman,
y atenta contra la paciencia
de la noche que la aísla.
Las calles en Barcelona
reúnen un tablero de ajedrez.
En cada casilla se discuten
cientos de partidas;
una de ellas comenzó
con un dedo sobre tu rodilla…

domingo, 1 de febrero de 2009

Monocromo


Hoy he visto las tejas de tu cielo
y cómo el viento te ensucia el mar.
No son tuyos, ocupan tu lugar,
te crees botín de su eterno duelo.

Meadas de perro toman tus calles,
sirves en bandeja tus esquinas
dentro de platos que rechazan propinas.
No es por el cuello, se ahoga por el talle.

¿Acaso lloras la suerte ajena?
No confíes tu alocado oído
a la palabra que en el aire apena.

El mal que padeces está extendido,
siembra y recoge a su antojo,
y por Escala de Grises es conocido.
Creado para Lila dit ça

jueves, 29 de enero de 2009

El Hambre


"El Hambre iba y venía con un cetro en la mano y un gesto de petulencia tenebrosa lacrado sobre su calavera. El Hambre se complacía contemplando cómo las mujeres vertían el aceite en sus guisos midiéndolo con un dedal, cómo los niños aprendían a espulgar las lentejas, cómo las amas de casa se santiguaban junto a la puerta de la tienda antes de entrar a pedir comida al fiado, cómo los hombres sin trabajo se pasaban las horas muertas en la plaza exhibiendo sus pómulos agudos y su mirada extraviada por la resignación, cómo los gusanos se aposentaban en las libras de chocolate, cómo los gañanes ocupaban el hondón de su estómago con la algarroba de las caballerías, cómo las madres perdían lentamente la vista en la tarea de zurcir la ropa de sus hijos a la luz de una bombilla amedrentada, cómo los niños perdían en el atardecer las ganas de corretear y se sentaban formalitos en una silla, como ídolos extenuados por la desilusión... El Hambre contemplaba esas imágenes y se sentía dichosa, y se hincaba de rodillas para rezar por la extensión y el encarnizamiento de la guerra civil y para celebrar la bestialidad del terror y para rogar con altanera unción que la guerra no acabase nunca y reinase por los siglos de los siglos sobre los españoles; y después de rezar se erguía, levantaba el brazo derecho y cantabal el Caralsol con su rostro petrificado por la felicidad. La posguerra era una teodicea y el Hambre su profeta."


De La balada del abuelo Palancas

Félix Grande

Ya huele a carnaval II


Me ha dicho mi parienta que la vecina
al marido le ha puesto las banderillas,
y eso es un asunto normal aquí,
porque desde hace años
Bornos parece que es San Fermín.
No puedo creerme
todos los cuernos
que en este pueblo
hoy se están viendo.
Ay, Juan Sevillano,
yo te lo aconsejo:
para las próximas elecciones
en vez de alcalde,
sal de torero.

Cuplé de To er mundo ar zuelo; cudiao, questá ozifao
Carnaval de Bornos 2002

domingo, 18 de enero de 2009

A veces



Escribir un poema se parece a un orgasmo:
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
¡no pasa nada!
Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:
"Lo digo y no me corro".
Pero él disimulaba.

Ángel González