Cosimos con el hilo de la conversación
los botones de la medianoche y la aurora.
Era verano y no estábamos solos,
pero los demás bailaban
la canción de cuna del alcohol.
Tú hablabas de un regalo:
una ventana más grande para tu celda;
yo atendía y deseaba que a la luna
se le olvidara algo aquella noche.
Sin embargo, algún gallo cantó
Cuando tiritaba el campo
y lo acusé de ladrón.
Fue entonces que me declaré enamorado.
Pero en mi viaje no cabían
postales ni extensas cartas.
Jamás me despedí.
los botones de la medianoche y la aurora.
Era verano y no estábamos solos,
pero los demás bailaban
la canción de cuna del alcohol.
Tú hablabas de un regalo:
una ventana más grande para tu celda;
yo atendía y deseaba que a la luna
se le olvidara algo aquella noche.
Sin embargo, algún gallo cantó
Cuando tiritaba el campo
y lo acusé de ladrón.
Fue entonces que me declaré enamorado.
Pero en mi viaje no cabían
postales ni extensas cartas.
Jamás me despedí.