jueves, 25 de septiembre de 2008

Libros callejeros


Odio que violen a los libros callejeros,
esos fidedignos archivos dactilares
que, a modo de falsas monedas,
recorren manos y secuestran intenciones.

Detesto las sumisas tardes de domingo,
las preferidas del desempleado,
las que otorgan protagonismo al reloj
y pasean su candil cerrando portales.

Ayer fue domingo y empecé un libro;
en la página treinta y nueve
alguien había declarado su amor a lápiz.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Para los desempleados todos los días son domingo y a ellos no les importa el reloj...y los amores marcados en lápiz llevan detrás una goma de borrar...

I'm sorry por el comentario, es la malencolia. En realidad es muy lindo.

Belén

Amelie Poulain dijo...

Qué chulo! :D
Yo he retirado de la calle ya a unos cuantos, no me parece bien que vayan por ahí deambulando. Adecento sus tapas y les asigno estantería. Aunque les de apellido y asuma su guarda, reconozco que no les hago mucho caso, no fueron deseados! De hecho, me interesan más los manchurrones y rasguños a lápiz que lo que llevan impreso. Me encanta esa misteriosa forma de entrar en mi vida. Quizás algún día encuentre un teléfono desde el cual increpar a tan miserable delincuente.

Besosss

Unknown dijo...

bueno, ahora voy a dejar de ser desempleado pero me encanta encontrar un libro en un autobús o en un parque, incluso en los cines...
pero por fi, nada de maltratos

un abrazo

p.d.
te ruego que me cambies el enlace, ahora es un hotel nuevo, también Otoño Primavera pero el II
http://tm0809.blogspot.com/

Fernando García-Lima dijo...

Es lo que tiene: nadie se atreve a declarar su amor en la página 1, 4 o 7. Hay que esperar a la 39.

Un abrazo