domingo, 19 de octubre de 2008

Y no fui capaz de hablarte


Deseé verte dormida.

Dos desconocidos frente a frente

en un viaje de tren;

la memoria en su deseo

frente a la más desapercibida prudencia.

Cerraste los ojos

y por eso te recuerdo.

Quizás olvide tu rostro,

pero Proust probará su magdalena

y yo tendré presente

que aquella tarde de domingo,

en aquel tren de cercanías,

no atendí al paisaje tras la ventana.

2 comentarios:

Fernando García-Lima dijo...

Si al final los viajes a Lloret han dado su fruto, mira tú por dónde...

Amelie Poulain dijo...

Después de leer esto... cualquiera se duerme en el tren!! Y si... y si... Que no me duermo! Ya está! Jajajaja

Saludines, bornicho!