lunes, 3 de noviembre de 2008

Lágrima de payaso


Sólo es eterna la lágrima del payaso;

secreta, constante, realidad coherente

que crece como cáncer sin tenerse presente.

Triste fue siempre el silencio de un payaso.


Baja el telón como metáfora del ocaso

y con él la sonrisa que, en su traspaso,

crea el egoísmo de un texto sin párrafos.

Triste fue siempre el silencio de un payaso.


Pues la máscara se usa para engañar el rostro,

al payaso, sin duda, siempre es la alegre

la que le sirve en esta farsa de monstruos.


Triste es su silencio y yo callé hasta este poema.

Consuela que el papel te oiga, pero revelar

lo oculto no conlleva suprimir la pena.

4 comentarios:

Fernando García-Lima dijo...

Creo que es lo más conmovedor y amargo que te he leído, Bermúdez.

Deberías limitar esas salidas en soledad, con o sin gente.

BJ dijo...

Es un enorme grito silencioso, como los de Charlie Rivers.

Pero bueno pronto llegará el invierno y después la primavera.

Me identifico con él Bermudez. Saludos.

Unknown dijo...

Muy hermoso, Jose. Revelar lo oculto puede no suprimir la pena pero sí el silencio triste.

El payaso necesita una paellita con nosotros, traelo.

Anónimo dijo...

¡Qué desgarrador paisano!Seguro que todos nos hemos sentido payaso en algún momento de nuestras vidas. Me recuerda a la canción:"Aunque en mi actitud no soy tan evidente, no puedo sufrir más; que el dolor cuando es por dentro es más fuerte, no se alivia con decírselo a la gente".Estoy segura que los momentos de tristeza que te esperan son ínfimos a los que te quedan por vivir de felicidad. Un abrazo.